El cáncer de cuello uterino (CCU) sigue siendo una de las principales causas de morbimortalidad en mujeres a nivel mundial, especialmente en los países en desarrollo. La mayoría de los casos de este tipo de cáncer están relacionados con la infección persistente del virus del papiloma humano (VPH), particularmente de los tipos de alto riesgo oncogénico, como el VPH16 y VPH18. Este virus se transmite principalmente a través de relaciones sexuales y puede generar cambios en las células del cuello uterino, lo que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer.
Sin embargo, el CCU es una enfermedad prevenible y curable si se detecta en sus primeras etapas y se trata de manera adecuada. Para ello, la vacunación contra el VPH y las pruebas de tamizaje para la detección temprana juegan un papel fundamental en la prevención y reducción de la carga de esta enfermedad.
El tamizaje, que permite identificar lesiones de alto grado, es crucial para tratarlas oportunamente y evitar su progresión hacia el cáncer. Además, la implementación de políticas de salud pública efectivas y el acceso equitativo a los servicios de salud son elementos esenciales para enfrentar este desafío de manera eficiente.
La detección precoz, la vacunación y las políticas públicas adecuadas son las herramientas más importantes para reducir la incidencia del cáncer de cuello uterino, protegiendo la salud de miles de mujeres cada año.
